Oporto 2012. Huyendo de la tormenta (2)

Al salir del hotel, nos dirigimos hacia el Douro. Me encanta esta ciudad desde la primera vez que estuve  en mi viaje de novios hace mucho más tiempo del que quiero contar :). De hecho, me encanta Portugal. Oporto y Lisboa tienen algo, no se cómo explicarlo, sus gentes son amables y hospitalarias, sus pueblos tienen ese sabor que ya se ha perdido en muchos lugares de España. En resumen, me gusta.

Gaia (la perte izquierda del río) desde Porto (la margen derecha)

Gaia (la perte izquierda del río) desde Porto (la margen derecha)

Llegamos al río por su margen derecha tras mucho esfuerzo por mi parte (¡la espalda me está matando! pero nada que no solucione un poco de Ibuprofeno). Paramos en una cervecería y refrescamos nuestros gaznates.

Después, cruzamos el río por el Puente Don Luis I.

Puente Don Luis I

Puente Don Luis I

Es el mas conocido de los seis puentes de Oporto y une la ribera de Oporto con el cais de Vilanova de Gaia. Se construyó sobre los restos del desaparecido Ponte Pênsil y se inauguró en 1886 con proyecto del ingeniero belga Théodophile Seyring discípulo del famoso Gustave Eiffel, de hecho el estilo del puente en arquitectura de hierro recuerda al de la Torre Eiffel.
Consta de dos pisos , el superior de 392 metros de largo y el inferior de 174 metros.
Llama la atención el gran arco de hierro en su centro.
Se emplearon 3000 toneladas de hierro en su construcción.

La estructura recuerda a la Torre Eiffel

La estructura recuerda a la Torre Eiffel

En Vilanova de Gaia es donde se concentran las principales bodegas del famoso vinho do Porto (Oporto, vamos) incluyendo la famosísima Sandeman, ¡Qué rico! Frente a estas, el muelle está repleto de rabelos (tradicionales barcos de madera antiguamente dedicados a transportar los toneles de vino, y ahora usados para realizar pequeños cruceros por el río)

En esta zona está el restaurante Bacalhoeiro donde nos decidimos a cenar (Iván lo recomendaba vehementemente y eso es garantía más que suficiente). Entramos y una bella camarera nos atendió puntualmente. Unas cervecitas mientras esperamos y, después pedimos varios platos de la estrella de la carta, Bacalao, claro. Muy destacable el bacalhau a ze do pipo. Receta típica de Oporto que recibe el nombre de su creador, Zé do Pipo, propietario de un restaurante durante los años 60 que gano un concurso gastronómico nacional con este plato. Consiste en capas de bacalao (previamente cocido en leche), cebolla, puré de patata y mahonesa.

Para los más curiosos, ahí va la receta.

La cena la regamos con buen vino de la tierra, cafés y, por supuesto Oporto.

OP-26-DSC09205Ok, con la panza llena y con los efluvios alcohólicos jugueteando en nuestras cabezas, ¡vamos a tomar algo! Está claro que en este margen del río no hay mucho ambiente, así que nos vamos a la otro cruzando de nuevo el puente Don Luis I. En el otro lado, el aspecto no es mucho más halagüeño. Parece que todo está cerrando. Bueno, no pasa nada, vamos dando un paseo hacia el hostal. El paseo es muy agradable.

OP-33-DSC09259La ciudad ha mejorado muchísimo desde la última vez que estuve. Esta limpia y los edificios están arreglados. Hay paredes con los típicos azulejos a alguna que otra nota curiosa como un control de radar en una zona peatonal, estrecha y adoquinada (!!!!!!!!) ¡¡¡Están locos estos romanos!!!!

¡La velocidad media no será de más de 30, supongo!

¡La velocidad media no será de más de 30, supongo!

Ambiente nocturno

Ambiente nocturno

Mientras nos dirigimos al hostal, vamos oyendo un rumor de lo más sugerente. -Por ahí suena gente, decimos. Vamos a echas un vistazo. ¡Caray! ¡Sí que hay gente sí! Oporto no defrauda, mucha gente joven, buenos locales de copas y copas a precios populares, ¡perfecto! Tomamos más copas de las que debíamos, aún así, la voz de la conciencia, osea, Jorge, nos convence para ir a descansar. Avanzamos un poco y vemos mucha gente en una terraza en un segundo piso, oímos música y gran cantidad de personas entrando y saliendo de un portal. ¿Vamos? … ¡Vamos! Hay un bar, probablemente ilegal, montado en un segundo piso. La estructura es claramente la de una casa, con una barra en el salón y cerveza, mucha cerveza.

Después de esta ronda sí que es hora de retirarse. Llegamos al hostal, Jorge se derrumba en su cama, pero Iván y Yo sentimos la llamada del hambre nocturna en nuestras tripas. Alguien no debe irse a la cama así. Pillamos chorizos de distintos tipos, pan y nos vamos al comedor donde nos encontramos con el chico de la recepción que está cenando. Tras un breve parlamento, intercambiamos chorizo por vino, nos sentamos a la mesa y conversamos animadamente. No sabría decir de qué fue la conversación, ni cuanto duró. Pero recuerdo una muy muy grata sensación. Tras recibir la visita de dos chicas (ninfas me parecieron, pero no sabría decir si realmente pasaron por allí, o no) ellas se van y nos quedamos en silencio. Está bien, esa sensación indica claramente que es hora de retirarse. Nos despedimos de nuestro nuevo amigo y nos vamos a dormir. Me tumbo en la cama y caigo en un profundo sueño.

Continuará …