La ruta de los faros (2)

Tras el desastre del primer intento, no nos dejaríamos amedrentar. En varias ocasiones lo intentamos y, tantas veces como lo hicimos, tantas veces lo cancelamos. Cada vez que quedábamos para hacer la ruta de nuevo, un temporal Atlántico, o una ola de frío polar con alerta por viento, o una fuerte nevada, o… fuese lo que fuese, cancelábamos debido al mal tiempo.

En una ocasión, Xose, Iván y yo llegamos a salir, y en Soto del Barco, el viento, la lluvia, el granizo y la nieve nos hizo dar la vuelta, regresando a casa con las orejas gachas.

Parecía que algún tipo de maldición flotaba en torno a esta ruta. Incluso hicimos varias rutas alternativas en las que, pese al frío (Soria -7º) o la lluvia (Las Médulas) pudimos completar con satisfacción.

Pero, hete aquí que llegó el fin de semana del 1 de marzo de 2013 (fecha histórica). Conseguimos coincidir Vero, Ivan, Xose y un servidor para llevar a cabo el nuevo intento, esta vez con grandes probabilidades de éxito. Jorge se nos uniría el domingo.

07:30 ZULU, Hora de salir

07:30 ZULU, Hora de salir

Quedamos en Los Prados a las 07:30 ZULU con la intención de ir directos al faro más lejano de nuestra ruta (Punta Frouxeira) vía Ferrol. Para ello, iríamos por autopista todo lo posible hasta el Faro, paro luego ir «fareando» hasta Burela. Hacía frío y niebla al salir, pero el amanecer nos regalaba unos tonos azules realmente prometedores.

Circulando hacia el oeste, alternamos los cielos despejados con bancos de densa y gélida niebla. Por momentos siento un intenso frío. Pasamos zonas de 2º, 1º, hasta -2.5º. En estos momentos, por esas cosas de la mente, recuerdo el principio de «La Caza del Octubre Rojo»
-Jaladriva, tovarich capitan
– Mmmm. Jaladriva … y surova!!

Está claro, el frío esta afectando mis neuronas. Eso demuestra que mis neuronas son más bien blanditas. No toleran ni el frío ni el calor. ¡qué cosas!

Por suerte, Iván necesita repostar, así que aprovechamos para repostar también nuestros cuerpos. Paramos a desayunar en «El Cruce» donde hacen unos pinchos de lomo con queso que ¡meten miedo! ¡parece que te van a comer ellos a tí!


Restaurante El Cruce

Tras el desayuno y ya con la panza llena, seguimos camino. Terminamos lo que hay de la A8 y, por la N634 pasamos el tramo de Mondoñedo. Poco después recuperamos la A8 y, en Vilalba enfilamos la nueva AG-64 que nos lleva directos a Ferrol. En este tramo,de nuevo hay bancos de niebla con un frío intenso (-2.5º) que me entra hasta los huesos.

Tras pasar Ferrol, nos dirigimos, ya por carreteras secundarias y disfrutando de un precioso cielo azul hasta el primer faro del día. El faro de Punta Frouxeira.

Primer Faro. El Faro de Punta Frouxeira

Primer Faro. El Faro de Punta Frouxeira

El faro de la Frouxeira se encuentra ubicado en la punta de la Frouxeira, de la que toma el nombre, construido en 1992 con un diseño vanguardista totalmente diferente al de los tradicionales. El faro comenzó a funcionar, a prueba, en Junio de 1994, pasando a ser definitivo en Noviembre de 1994.
El faro funciona con una óptica giratoria ODAS 500 compuesta de 7 paneles, 5 de ellos son lentes Fresnel de metacrilato para dar los destellos y 2 son ciegos para dar la ocultación larga, montada sobre un plato accionado por dos motores electromagnéticos, en su interior se sitúa un cambiador en «V» con lámparas Philips de 220V y 1000 W Halógenas.
Lleva también dos grupos electrógenos Lombardini de 3000 r.p.m. y 380/220V, como reserva ante un fallo de suministro en la red eléctrica. Fue totalmente monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control existente en la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, todos los trabajos fueron ejecutados por la Maquinista Valenciana.
En el año 2008 se finaliza una profunda transformación del faro que elimina el muro cortina acristalado, cierra los espacios destinados a las escaleras dejando solo ventanas en cada altura y refuerza los pilares del faro, esto le proporciona la nueva imagen con la que se encuentra actualmente. En este año también se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior.
Alcance 20 Millas
Fuente: La Web de un Farero

Galería del Faro de Punta Frouxeira

Tras las fotos de rigor, templados por el sol y con una sonrisa en la cara salimos hacia nuestro siguiente destino, el Faro de Punta Candieira (o Punta Candelaria). La carretera que lleva hasta el faro, sobre todo al final, es I M P R E S I O N A N T E. La carretera se precipita desde la cima del acantilado. A mitad de la bajada, hay una explanada donde aparcar. A partir de aquí, esta prohibido seguir ya que la carretera termina y el sitio es justito para dar la vuelta. Obviamente, no para la moto, así que llegamos hasta la verja que cierra el recinto del faro.

Panorámica Punta Candieira

Segundo Faro. Punta Candieira

 

Panorámica Punta Candieira

La bajada hacia el faro

Rock 'n' Roll al lado del faro

Rock ‘n’ Roll al lado del faro

 

De construcción bastante reciente, su historia guarda íntima relación con el de Ortegal hasta el punto que, en un principio, estaba destinado a levantarse en aquel punto.
El 11 de mayo de 1908 el presidente de la Liga Marítima Española pide un estudio para instalar un faro en el Cabo Ortegal. Posteriormente, un acuerdo de la Comisión de Faros del 15 de enero de 1912 aprueba «que el nuevo faro, incluido en el Plan de Alumbrado, se sitúe en Punta Candelaria» marcando el origen de su existencia.
Proyectado en 1929, se acabó cuatro años más tarde aunque no se inauguraría hasta principios de 1954. Discusiones y reclamaciones sobre la conveniencia del emplazamiento elegido y algunos años de olvido burocrático determinaron el retraso. En 1930 diversas organizaciones, piden la instalación de un faro de 60 millas de alcance en cabo Ortegal y una estación radiogoniométrica, suprimiendo el faro de Punta Candelaria. No se accedió a ello pero si se aceptó aumentar el alcance de este hasta 30 millas, cambiándole la característica que se le había previsto por la de grupos de 3 y 1 destellos blancos. También se pensó en poner sirena. Para producir el alumbrado contaba con una instalación Dalen, con cambiador automático de capillos y quemador de 35 l, una óptica catadióptrica de 200 mm de distancia focal que giraba impulsada por el gas, y una batería de acumuladores AK-25, lo que, a falta de la válvula solar que se le puso más tarde, le convertía en una faro automático.
Con el propósito de que sirviera para la navegación aérea se le puso también una linterna de la casa Maquinista Valenciana con cúpula transparente.
El edificio forma la clásica «U» con la torre hexagonal adosada a la cara que da al mar. eleva el foco luminoso 9 m sobre el suelo y 89 sobre el mar y tenía un alcance nominal de 16 millas.
El 23 de febrero de 1984 entró en servicio una nueva instalación eléctrica compuesta de un basamento con mesa giratoria y cuatro paneles con 6 lámparas de haz sellado de 200W /30V y un juego de baterías con los aparatos y cuadros correspondientes. También se le puso un grupo electrógeno como reserva.
A raíz de pasar a depender de la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián fue monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control existente en el Puerto de Ferrol. A finales del año 2002 le fue sustituida la muy deteriorada linterna aeromarítima que poseía por una nueva linterna, con cúpula ciega, de 2,20 m de diámetro. Los trabajos fueron ejecutados por La Maquinista Valenciana S.A. y también consistieron en la renovación de todo el equipo de funcionamiento del faro. Desaparecen los paneles de haz sellado para pasar a tener un cambiador de lámparas en V, con dos lámparas, se coloca una óptica de paneles de metacrilato y un nuevo cuadro de control de lámparas y motores de rotación, también se sustituye la batería del faro y se coloca un cargador-inversor para suplir la falta de red eléctrica con la de la batería. Para mayor seguridad sigue conservando un grupo electrógeno como reserva.
En el año 2004 se rehabilita el edificio del faro, junto con la construcción de un nuevo garaje.En el año 2005 se instala una estación base AIS (Sistema de Identificación Automática). En el año 2008 se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior, el nuevo sistema envía los datos al Centro de Control, en la Autoridad Portuaria de Ferrol, por ADSL.
El edificio parece que cabalgara sobre los farallones; acantilados de roca cortada en vertical definen su entorno, alturas sobre el mar que impresionan nuestra visión. Al norte, los acantilados se funden con los de A Capelada en la zona de Cortes, al sur se arquean hacia la ría de Cedeira. A sus pies los enormes bloques desprendidos de la ladera dan fe del ímpetu de las olas y de la acción de los temporales.
Alcance 21 Millas.
Fuente: La Web de un Farero

Galería del Faro de Punta Candieira

El día es fresco pero muy despejado. Salimos del faro hacia el siguiente. Para llegar hasta el Faro de Ortegal nos dirigimos hacia Cariño por la CP-2205. Es una carretera elevada con vistas espectaculares. En la zona más alta hay un parque eólico. No me extraña, el viento es brutal y nos azota haciéndonos circular con mucha precaución, dando bandazos a derecha e izquierda. Es realmente incomodo.

Cuando nos alejamos del parque eólico y bajamos un poco, nos situamos a sotavento, lo que nos permite seguir con un poco más de tranquilidad. Cuando pasamos por La Miranda, no puedo evitar parar en un pequeño mirador que está al lado de la carretera y nos muestra una espectacular vista de Cariño y sus alrededores.

Panorámica de Cariño

Panorámica de Cariño

Galería de Cariño

Poco después, descendemos y llegamos hasta el Faro de Ortegal

Cuarto Faro. Ortegal

Cuarto Faro. Ortegal

Panorámica

Panorámica

 

Es una torre cilíndrica, pintada de blanco y rojo, en cuya parte superior se encuentra el faro.
El proyecto de torre fue realizado por el ingeniero Jaime Arrandiaga y se aprobó por O.M. del 9 de octubre de 1982. Se recibió el 9 de marzo de 1984 y es de tipología normalizada construida de hormigón armado de 3 m de diámetro y 12,70 m de altura, con dos balconcillos volados de 4,70 m de diámetro y linterna de 2,25 m de diámetro.
La primera instalación fue eléctrica con reserva de gas y estaba compuesta de un sistema dúplex de dos tambores dióptricos de 500 mm que llevan en foco una lámpara de incandescencia cada uno. En caso de fallo de energía eléctrica había, en la inferior un destellador AGA de boquillas múltiples que entraba en servicio automáticamente. Disponía también de dos grupos electrógenos como reserva, alojados en una caseta exterior rectangular. El faro sufrió una profunda reforma después de ser adoptado por la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, desde 1993 hasta la actualidad, primero desapareció la caseta exterior que afeaba el entorno y con ella los grupos electrógenos. Después se reformó todo el equipo técnico del faro manteniéndose solo las dos óptica de tambor y desapareciendo el gas acetileno, se colocó un sistema de lámparas halógenas y baterías. En el caso de fallo de suministro eléctrico, entra en funcionamiento un motor cambiador de C.C. que pone en foco la lámpara de emergencia de 24v y 150w alimentada por una batería de acumuladores que proporcionan 24 v de C.C., al volver el suministro la situación se invierte funcionando de nuevo con C.A.
El faro fue monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control situado en el puerto de Ferrol.
En el año 2008 se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior.
Alcance en millas náuticas: 18
Forma de torre: Circular
Material de la torre: Hormigón
Altura de la Torre: 10 m.
Altura plano focal: 124 m.
Fuente: La Web de un Farero

Galería del Faro de Ortegal

A continuación, bajamos hasta Cariño, Ortigueira y nos dirigimos al punto más al norte de la Península Ibérica, Punta Estaca de Bares. El tiempo sigue siendo bueno, tal vez algo de ventoso y tal vez un poco frío, pero solo es por quejarme :). Lo cierto es que estamos disfrutando mucho de la ruta.

El Faro de Estaca de Bares es, realmente un complejo. Está la casa del farero, el faro, las bocinas para la niebla (que parecen un edificio por sí mismas), una estación ornitológica … vamos, ¡de todo! Está prohibido llegar hasta el faro. Yo me animo a subir hasta arriba. No así mis compañeros que deciden quedarse, prudentemente, justo en la señal de prohibido. Bueno, no será cuestión de destacar ¿no? Regreso y aparco junto a ellos.

Quinto Faro. Estaca de Bares

Quinto Faro. Estaca de Bares

 

Panorámica

Panorámica

 

Panorámica

Panorámica

 

En 1846 se estudió una propuesta de la administración inglesa que dió lugar a la construcción del faro de la Punta de Estaca de Bares, entrando en servicio en 1850 con la apariencia de una luz blanca giratoria con eclipses de minuto en minuto. Se emplazó en una meseta llamada Ventueiro, sobre un montículo cuya prolongación forma la llamada «punta de la Estaca de Bares», de la que recibe el nombre y que es la frontera imaginaria donde mezclan sus aguas el Atlántico y el Cantábrico.
La óptica era catadióptrica de 1º orden. La lámpara era de aceite con cinco mechas, usando posteriormente parafina y petróleo. Funcionó hasta 1905, fecha en que se reemplazó por una lámpara de incandescencia por vapor de petróleo a presión, siendo reemplazada en 1916 por otra con quemador para capillos.
En 1948 entró en servicio una nueva máquina de relojería, con lo que aumentó su velocidad para dar la apariencia de luz variada por destellos cada 10».
En 1962 se electrificó y en 1963 se instalaron una sirena y una nueva óptica con linterna aeromarítima.
En 1973 se instaló un radiofaro circular.
Alcance en millas náuticas: 25.
Forma de torre: Poligonal.
Material de la torre: Piedra.
Altura de la Torre: 10 m.
Altura plano focal: 101.
Fuente: Faro de Luisu

Galería de Punta Estaca de Bares

Aquí es donde realmente debería empezar nuestro viaje, ya que el reto consiste en visitar todos los faros del Cantábrico. Y aquí es donde termina el Atlántico y empieza nuestro mar. De aquí abajo todo es Sur. Nos queda todo el Cantábrico hacia el este.

El siguiente Faro es el de la Illa(Isla) Coelleira. Obviamente, no nos es posible llegar hasta allí, mientras sigamos en moto(no en moto de agua), así que bajamos hasta el Puerto de Bares a ver si comemos y, de paso fotografiamos el faro.

El Faro de Illa Coelleira desde el Puerto de Bares

El Faro de Illa Coelleira desde el Puerto de Bares

En el Puerto de Bares solo hay un bar cerrado (el nombre prometía más :)), así que vamos a comer a Viveiro.

Viveiro fue el lugar donde terminó el primer intento. Hoy parece mucho más amable. Comemos casi en el primer lugar que encontramos  Disfrutamos de unas deliciosas zamburiñas y otras viandas que, el mesonero tiene a menester ofrecernos. Ya recuperados y con la barriga llena, continuamos. Sólo quedan tres faros para terminar el día de hoy.

Solo 14 kilómetros separan Viveiro del Faro de Punta Roncadoria, así llegamos en solo unos minutos. Una vez más, la carretera es una gozada, las vistas espectaculares y el entorno del faro, genial. Grandes rocas redondeadas por la erosión parecen esconder el faro, que se asoma al mar desde su cilíndrica torre.

Sexto Faro. Punta Roncadoira

Sexto Faro. Punta Roncadoira

Panorámica

Panorámica

Hasta no hace mucho tiempo la ría de Vivero estaba marcada por dos luces situadas en los extremos de la boca, que son la punta del Faro y la de Socastro. La primera de ellas fue una de las pocas que contaba con iluminación antes de la ejecución del primer Plan de Alumbrado. Era un fuego ocasional que sólo se encendía bajo demanda o en ocasiones de especial dificultad, en lo alto de la torre donde estaba el vigía del faro y precisamente su nombre viene derivado de esta circunstancia. Sin embargo, esta balizas sólo son visibles para los barcos que llegan casi a su altura, sobre todo por el E, ocultas por la punta Roncadoira. Para mejorar el reconocimiento de la ría y como luz de costa que enlazara los faros de San Ciprián y Estaca de Bares, se decidió construir en esa última otra más, cuya breve historia da comienzo el 24 de Julio de 1974, fecha en que la Dirección General de Puertos autoriza la redacción de un proyecto con un presupuesto de 3.688.000 Ptas.
Emplazado sobre un espolón más próximo al mar y a 80m de altura, se levanta una torre cilíndrica de 12,70m de altura y 3m de diámetro, de tipología normalizada, con una linterna de 2,25m de diámetro e instalación de espejo giratorio de la casa Pintch, tipo DSL-380 compuesto por 12 reflectores de 360 mm de diámetro en ocho de los cuales hay lámparas halógenas de 220V, 250W, y el resto son de emergencia con lámparas de incandescencia de 12V y 30W. Junto a ello las correspondientes baterías y dos grupos electrógenos VMS le proporcionan la reserva suficiente para cualquier emergencia.
Entró en funcionamiento por primera vez el 25 de febrero de 1984 con carácter provisional y de nuevo, pero ya de forma definitiva, el 10 de abril de 1986. su característica es de destellos aislados cada 7,5s. Su servicio está agregado al de San Ciprián, cuyos técnicos se desplazan periódicamente para revisarlo y mantenerlo.
Con la adopción del faro, en 1993, por la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, se instaló un equipo luminoso completamente nuevo de La Maquinista Valenciana, con un sistema de alimentación de reserva compuesto por unas baterías y un convertidor encargado de transformar la corriente continua de las baterías en alterna, cuando falla la red eléctrica.
También fue monitorizado el faro en su totalidad para ser supervisado desde el Centro de Control situado en el puerto de Ferrol.
En el año 2008 se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior.
Alcance 21 Millas.
Elevación 94 m.
Fuente: La Web de un Farero

Galería del Faro de Punta Roncadoira

El siguiente faro es el Faro de Punta Atalaya, también conocido como Faro de San Cibrao (San Ciprián). Para llegar cruzamos el pueblo de San Ciprián y su área industrial. Aunque ya está completamente nublado, las vistas siguen siendo muy bonitas. Realmente hay dos linternas, la nueva y la antigua con la casa del farero. Además, la zona está acondicionada para pasear por el entorno.

Séptimo Faro. Punta Atalaya

Séptimo Faro. Punta Atalaya

Panorámica

Panorámica

En 1860 se aprueba una luz de 6º orden en la Atalaya de San Ciprián para indicar a los navegantes la situación de este puerto por entonces muy concurrido, a causa del movimiento de la fabrica de loza y fundición de Sargadelos y el de otros buques que transportaban sillería.
El proyecto data de 1861 y lo realizó el ingeniero Marcelo Sanchez Novellán, autor también del faro de la isla Coelleira. fue presupuestado en 46.836 reales y aprobado por R.O. del 23 de Julio de 1861.
Un anuncio del Instituto de Hidrografía daba cuenta de su inauguración con el siguiente texto:
«El día 30 de mayo de 1864 se encenderá el faro de San Ciprián. Está situado sobre la altura que domina la punta de la atalaya, extremidad N de la península de San Ciprián y tiene las siguientes características: Aparato catadióptrico de 6º orden. Luz fija blanca. Alcance 9 millas. Latitud 33º 43´00″ N Longitud 1º 16´15″ O de San Fernando. Elevación sobre el mar 37 m. Sobre el terreno 8,8 m. La torre es ligeramente cónica, de granito color gris claro. Ocupa la parte exterior y céntrica de la fachada N de la habitación de los torreros. La linterna es octogonal blanca».
Contaba con un aparato Sautter de 150 mm de distancia focal adquirido , junto con la linterna octogonal de 1,50 m. de diámetro, por un importe conjunto de 5.430 Ptas. Tenía una lámpara moderadora servida por un solo torrero. El edificio de tipología similar al de la isla Coelleira, está cimentado sobre una base de 16,20×16,80 m que lo eleva ligeramente del suelo, aislándolo del arenal circundante. Es de forma cuadrada y 11 m de lado, distribuyéndose las habitaciones por un pasillo central.
En 1883 se le cambia la lámpara por una Marís con una sola mecha y después de esta por otra Titus de gasolina.
En 1905 se acuerda el cambio de apariencia a la de grupo de 3 y 2 ocultaciones blancas dándose cumplimiento a ello con la adaptación de un sistema de pantallas giratorias montadas sobre flotador de mercurio y accionadas por una maquina de relojería de la Maquinista Valenciana, que entró en servicio el 29 de septiembre de 1922. Como modificaciones posteriores cabe reseñar la sustitución del torreón de sillería por otro de fundición, forrado interiormente de madera de caoba, y el reemplazo de la linterna por otra cilíndrica de 1,8 m. de diámetro, según proyecto de Rafael de la Cerda realizado en 1925, cuyas obras se recibieron el 21 de mayo de 1927.
La sustitución del petróleo y la lámpara Marís por un aparto de incandescencia de 15 l/h para acetileno, construido por el torrero guarda-almacén Antonio Fernández con quemador de la casa Barbier y un grupo gasógeno dotado de dos carburadores de 2,5 Kg. de capacidad, para la fabricación de gas con carburo de calcio, que entró en servicio en Julio de 1929, y que le daría un alcance de 12 millas. También, la electrificación, que se hizo de forma provisional por la escasez de carburo de calcio, con una lámpara de incandescencia de 20 W y más tarde, en 1953, de forma definitiva con otra de 250 W, un grupo Somme de gasolina de 3 H.P. y una lámpara Aladino como reserva.
Con la entrada en funcionamiento de la factoría de aluminio y su puerto, el trafico marítimo adquiriría gran importancia. Esta fue la razón que determinó la construcción de un nuevo faro de mas altura y alcance, situado junto al primitivo. Es una torre de tipo normalizado, de 3 m de diámetro y 13,70 m de altura de color blanco con franja negra, fue dotado de un equipo eléctrico-gas de la casa AGA con lámpara de 500 W y óptica de tambor de 500 mm de la misma casa.
En 1979 entre San Ciprián y Morás se levantó el complejo metalúrgico de Alúmina Aluminio, una de las razones del crecimiento urbano de la zona. Muy próxima la localidad de Cervo, donde se encuentra el Concello, desde la que nos podemos trasladar a Sargadelos, en donde a finales del siglo XVIII el primer marqués de Sargadelos puso en marcha una siderurgia y una fábrica de loza donde se pueden admirar la gran variedad de piezas que se fabrican en la actualidad y pasear por lo bellos rincones de su entorno o degustar la calidad de la cocina de la zona.
Con la adopción del faro, en 1993, por la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, se suprimió el equipo eléctrico-gas y se instaló un equipo luminoso completamente nuevo de La Maquinista Valenciana, con un sistema de alimentación de reserva compuesto por unas baterías y un convertidor encargado de transformar la corriente continua de las baterías en alterna, cuando falla la red eléctrica. También fue monitorizado el faro en su totalidad para ser supervisado desde el Centro de Control situado en el puerto de Ferrol.
En el año 2007 se acomete una remodelación que supone el cierre de la parcela donde se encuentran los edificios, con anterioridad habían sido ya rehabilitados y ampliada una de las viviendas con la eliminación de la terraza que tenía.
En el año 2008 se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior.
Alcance 20 Millas.
Elevación 41 m.
Fuente: La Web de un Farero

Galería del Faro de Punta Atalaya

Ya solo nos quedó seguir unos pocos kilómetros por la costa hasta Burela, donde se encuentra el último faro de hoy y donde pasaremos la noche. El Faro da Pedra de Burela no es realmente un faro, es una marca cardinal Este (Indica por dónde se debe pasar para evitar el peligro aislado) pero lo incluyo en nuestras paradas dado lo espectacular de su ubicación en el centro del puerto de Burela y por ser realmente fotogénico.

Octavo Faro. Pedra de Burela

Octavo Faro. Pedra de Burela

Panorámica

Panorámica

La veterana y el faro

La veterana y el faro

 

Galería del Faro da Pedra de Burela

Tras fotografiar el Faro desde el puerto, nos vamos al hotel que ya está a punto de oscurecer.

La ruta desde el primer al último faro, ha sido la siguiente:


Ver mapa más grande

Aparcamos las motos en el parking del hotel y nos vamos a las habitaciones. Nos pegamos una ducha reparadora y nos vamos a tomar unas cervececillas. Está claro que Burela ha de tener ambiente por el verano, porque lo que es por el invierno … está casi todo cerrado. Paseamos por aquí y por allá. Bajamos al puerto y apenas hay donde tomar una triste cervecilla. Después de mucho pasear, por fin encontramos, cerca del puerto un tugurio donde nos dan unas cervezas y unos callos (que aquí son garbanzos !!!!!?!?!?!) de tapa.

Saltamos de un bar a otro y, en seguida, decidimos parar a cenar ya que los bares abiertos se nos están acabando. La cena esta bien. Llenamos una vez más la panza y tomamos buen vino xoven.

Tras la cena, paseamos hasta el hotel. Al lado hay un pub de estilo irlandés, donde nos tomamos unas copichuelas antes de irnos a la cama. Después nos vamos al hotel y nos pegamos un sueño reparador. Ah!, por cierto yo NO ronco, ¿vale?

Continuara …

La ruta de los faros (1)

Aquí estoy. ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Cuánto tiempo debo seguir así? ¿Esto va a durar mucho?

Solo se que estoy aquí, rodeado de oscuridad, azotado por el fuerte viento, empapado y bajo una lluvia infernal. Por el retrovisor veo la tenue luz del faro de la moto de Xose, un poco más atrás hay más faros, pero no se quien es. No se si vamos todos juntos.
Cada vez que adelanto un camión, es una aventura además de un ejercicio de fe. De fe en que tras la manta de agua que éste despide hacia mí, siga la carretera. De hecho, conducir se ha convertido en un irresponsable acto de fe en que no aparezca un charco gigante que nos trague a todos, o nos haga caer tras un acuaplanning incontrolable.
Ya no se cuanto hace que he visto el cartel de 70 kilómetros para A Coruña. Estoy ya rozando la desesperación …

Pero, hagamos un alto. ¿Cómo he llegado hasta aquí? La respuesta es sencilla. Desde que compré la moto, empecé a preparar rutas que haría con Jorge y con Xose. Xose siempre había comentado que tenía una ruta en la cabeza. Recorrer todos los faros del Cantábrico. ¡Buena ruta pardiez! pensaba yo, hasta que un día me puse a prepararla. Algún día conseguiría sacar el tiempo para poder hacerla.

Como siempre, los viajes se empiezan a disfrutar desde mucho antes de salir. La preparación ¡me encanta! Tirar de Google Maps y de Internet para definir la ruta y los puntos de parada. Buscar los alojamientos. Una gozada vamos.

Y, tras mucho preparar, por fin llegó el día. Pese a ser Noviembre, tener alertas por lluvias, viento y fenómenos costeros en Galicia y Asturias, las ganas de salir nos convocaron en el centro comercial Parque Astur a mediodía del viernes, 26 de Noviembre de 2010.

La cosa no suponía mucho reto. Llegar de Avilés a A Coruña para dormir, ¡qué iluso!
Nos reunimos los primeros, Xose, Jorge, Iván y Vero, Fernando, Kike y Yo. Ferguson y Papi, nos alcanzaran en A Coruña.

Salimos animados, aunque no consigo quitarme de la cabeza la preocupación por Conchi. Está con fiebre y se ha quedado sola con los peques. No dejo de repetirme que es un error, aunque ella se ha empeñado de todas las formas posibles en que me fuese. ¡Qué buena es!

Mientras hacemos kilómetros, la lluvia es intermitente. No hace demasiado viento, así que vamos bien. Hacemos todo lo posible por autopista. Pasamos la intermitente A8 hasta la provincia de Lugo, donde enfilamos hacia Mondoñedo ya por la N634. Seguimos la nacional con trozos intermitentes de autopista hasta enlazar con la A6. Está cayendo la noche cuando Xose me pide que encabece la marcha, ya que la lámpara de su añeja BMW da mas lástima de luz.

Ya en la A6, a la altura de Guitiriz, no es que llueva, ¡es como si nos hubiéramos encontrado con la mar! ¡Qué manera de llover! Sigo como puedo y … ya me encuentro en el principio de mi relato.

Acabo de ver un cartel, A Coruña 35. Es increíble, se me está haciendo eterno. Ya circulo con las luces largas. Las luces del resto de coches, en un tráfico cada vez más denso, son aún peor que la oscuridad anterior.

Veo una salida para A Coruña y salgo. ¡Error! En lugar de entrar por donde debía (o sea, por la AP-9) he entrado por otro sitio. No se cual, pero hay un atasco del carajo. Llueve a mares, es como circular en pleno atasco bajo la ducha. Estoy empapado, agotado y preocupado por mis compañeros y por lo que he dejado en casa.

Paro un momento para reagruparnos. ¡Alucinante! ¡Estamos todos! Me calmo un poco, me subo de nuevo a la moto y continuamos hacia el hostal.

El hostal elegido es el Hostal Mara. Está muy céntrico a un precio muy razonable. Llegamos y aparcamos las motos en el parking. Luego nos distribuimos en las habitaciones. Quedamos para un poco después. He llamado a casa y parece que todo va bien. Bueno, ya estoy un poco más tranquilo.

Nos vemos en el mesón que está al lado de hostal. Caray, la gente del mesón es motera. – ¡Estáis locos! ¡Venir con este tiempo! Venga, os invitamos a un caldo gallego que resucita a un muerto. ¡Y ya te digo yo que lo resucita! ¡Está buenísimo y nos reconforta!

Con el calorcito del caldo y el fresquito de las cervezas, nos despedimos de la gente del mesón ¡qué majos!

Damos un paseo por el centro y nos vamos a cenar. La cena es espléndida. No faltan ni las zamburiñas ni el arroz con bogavante. Tras la cena, nos tomamos unas cervecillas en un chigre folk de la zona y, después, nos vamos a la cama. Estamos todos cansados y aún un poco asustados por lo violento de la tormenta. ¿Cómo irá mañana? Con esa pregunta me duermo rápidamente.

Al día siguiente, desayunamos unos churros en una churrería en frente del hostal, cargamos los bártulos y nos ponemos en marcha hacia el primer faro.
El reto era visitar los faros del Cantábrico, pero estando en A Coruña, la visita a la Torre de Hércules es obligada.

Primer faro. La Torre de Hércules

Primer faro. La Torre de Hércules

El faro se encuentra sobre una loma, y la leyenda atribuye el origen de la primitiva construcción a la lucha sostenida victoriosamente por Hércules contra el gigante Gerión. Derrotado éste, Hércules hizo que los huesos de su cabeza fuesen enterrados en los cimientos de la torre que allí mandó construir. La tradición considera que el faro de la Torre de Hércules tiene una antigüedad de tres mil años, a lo largo de los cuales se arruinó y fue reconstruido en varias ocasiones. Galeses, irlandeses y escoceses conservan leyendas relacionadas con el faro. Generalmente se admite que el faro fue construido en el siglo II d.c. siendo emperador Trajano. La primera constancia escrita del faro es del siglo III de nuestra era. En el siglo IX se menciona que los normandos, tras tratar de invadir Gijón, se trasladaron a un lugar llamado Farum Brigantum o Faro de Galicia.
En el mapa de Burgo de Osma (1086) aparecen representados los faros de Alejandría y de la Torre de Hércules. A lo largo de los siglos XV y XVI, las luchas entre las familias feudales, y, sobre todo, el sitio de la Ciudad de A Coruña por el pirata Drake dejaron el faro reducido a cuatro paredes. Amenazado de ruina total por los daños sufridos y por la utilización de sus materiales para otras construcciones, el Consejo de la ciudad, en 1553, resolvió prohibir esta última actividad. En 1684 se plantea su reconstrucción y reutilización que finalmente no se lleva a buen puerto. En 1785, el rey Calos III creó el Consulado Marítimo de Galicia, el cual, en sus primeras actuaciones se dirigió a la Junta de Marina del Departamento de El Ferrol para que destinase a un ingeniero a las labores de reconstrucción de la torre. De acuerdo con los planes y la dirección de Eustaquio Giannini, Teniente de Marina, se recreció el edificio con otro cuerpo de sección octogonal, se revistieron los muros exteriores con piezas de granito de 60 centímetros de espesor, se dotó a la torre con una escalera y, en la parte superior, se colocó una linterna, habiéndose terminado las obras en 1790. El magnífico resultado fue el que podemos contemplar hoy en día. Tan solo se han registrado los lógicos cambios en los sistemas de iluminación, desde la idea original de Giannini, una luz giratoria a base de una hoguera de pábulo de carbón piedra que, al final de las obras, se cambió por siete reverberos de aceite cuyos eclipses se producían mediante el giro de unas planchas de hierro movidas por un mecanismo de relojería. En 1847, el aparato óptico estaba constituido por una luz giratoria consistente en 11 reflectores grandes, 11 pequeños y 12 lentes convexas con lámparas de aceite de oliva. En 1883, la lámpara era de parafina  y en 1904 se instaló una luz de incandescencia por vapor de petróleo. Finalmente en 1921, se terminó la ejecución del proyecto de electrificación, en el que estaba previsto sustituir el aparato existente por otro de ocultaciones. En tiempos más recientes se procedió a la instalación de un radiofaro y una sirena, llevándose también a cabo pequeñas reformas para mejorar su estética. La luz que emite actualmente el faro es de color blanco de grupos de cuatro destellos en un periodo de 20 segundos, con un alcance nominal de 23 millas. La torre tiene una altura de 49 metros, y su plano focal está a 106 metros. (Fuente: Faro de Luisu)

Al llegar a la torre, vemos que hay una calle peatonal que sube hasta el mismo faro. ¡Parriba! Que yo no me pierdo la foto justito al lado de el. Según llego arriba, me percato con preocupación que acabo de subir a un sitio que no está protegido del viento. ¡y qué viento! Inmediatamente intento dar la vuelta. ¡imposible! el viento empuja como una bestia, intento, completamente parado, mantener la verticalidad. Cada vez que intento girar el manillar, el viento lo mueve con fuerza en dirección contraria. Estoy bloqueado, no puedo más. El viento me tira y mi preciosa V se tumba con torpeza. Entonces algunos compañeros se percatan y corren en mi ayuda. Somos necesarios tres para poder vencer la fuerza del viento, levantar la moto, dar la vuelta y bajar.
En cuanto descendemos un poquito, nos ponemos a sotavento y es como si no pasara nada. ¡Menudo día! El balance de daños es mínimo, tan solo se ha rallado al defensa. Nada de nada.

Bajamos del faro y hacemos una paradita a repostar. Después vamos al Castillo de San Antón, también en A Coruña y que, en la actualidad acoge al Museo Arqueológico e Histórico de la ciudad.

Segundo Faro. El Castillo de San Antón

Segundo Faro. El Castillo de San Antón

 

Para llegar, el GPS ¡hizo de las suyas!

Para llegar, el GPS ¡hizo de las suyas!

Ahora, toca salir de A Coruña. El siguiente faro es el faro de Mera. La salida de A Coruña es, ¿cómo no? complicada. Mucha lluvia, viento y trafico denso pese a ser sábado por la mañana (o precisamente por eso …). Decido parar en una gasolinera a la salida para reagruparnos. Nos reagrupamos. Bien, al salir, veo que la salida de la gasolinera está justo encima de la bifurcación que debíamos tomar a la izquierda. Llueve a mares, el spray de los coches es exagerado, el tráfico endiablado, así que, como llevo el GPS, decido dar un rodeo para no cruzar nueve motos, en esas condiciones, los cuatro carriles de la autopista.

Salgo decidido,  mis compañeros salen detrás, pero a alguno de ellos le da por pensar que me he equivocado y que es mejor seguir, por su cuenta, el camino «correcto». ¡MIERDA! Otra vez la hemos liado. Ya estamos divididos en dos grupos. Yo, que se dónde vamos y que llevo el GPS seguido por algunos de mis compañeros. El resto, desperdigados, vete tú a saber por dónde y con quien.

No merece la pena mosquearse. La mejor opción es ir hasta el faro de Mera y, desde allí, esperar que el resto valla llegando, llamando, o lo que sea.

La subida al faro de Mera es complicada por el viento. Ahora apenas llueve. Llegamos y, milagrosamente, nos reagrupamos. Parece que esta ruta está maldita, pero no hasta el punto de disgregarnos por A Costa da Morte :P.

Tercer Faro. El Faro de Mera

Tercer Faro. El Faro de Mera

El faro de Mera, conocido como Faro Pequeno. La señal de Mera consta de dos torres, de las cuales ésta es la más grande. Su distancia a la torre más baja, que está prácticamente sobre el acantilado es de 300 metros y en medio está la antigua casa del farero, actualmente es el centro de recepción de visitantes al monumento natural (donde se encuentra)

En este punto, Iván y Vero deciden abandonarnos y regresar a casa. El equipamiento de Vero ya hace tiempo que ha dicho basta y ha empezado a dar paso al líquido elemento, dejándola a la pobre empapada, helada y hasta las narices. Nos despedimos, deseándoles buen viaje y que el tiempo les respete.
Llegados aquí, ya nos hemos percatado de que la cosa está más que difícil, de cualquiera de las maneras, aquí estamos y hay que seguir. Decidimos saltarnos el faro de Prioriño y pasar a de Cabo Prior. Cruzamos Ferrol, lo que, a pesar de retrasarnos un poco, nos alivia un poco de tanta lluvia y frío. Tras dejarlo atrás, llegamos al Faro.

Cuarto Faro. Faro de Prior

Cuarto Faro. Faro de Prior

Faro de Cabo Prior. El faro comienza a funcionar el 1 de marzo de 1853, una luz fija blanca comienza a verse en lo más alto del cabo, a la distancia de 15 millas marinas. Esta era producida por una aparato de 3º orden pequeño, modelo de la casa Sautter y una lámpara mecánica servida por dos torreros.
En 1904 se le fija apariencia de luz blanca con 4+2 ocultaciones, para lo cual se acopló al aparato óptico un juego de pantallas giratorias accionadas por una máquina de relojería. Previamente, en 1902, se le había dotado de un sistema de incandescencia por vapor de petróleo de calefacción exterior Sautter Harlé, con quemador para capillos de 35 mm.
Una R.O. de 1 de Febrero de 1912 resolvía la conveniencia de que se cambiase la luz fija de Prior por otra que fuese de destellos. Para ello, el 23 de abril de 1923 comienza a funcionar una instalación de la casa Chance para capillos de 35 mm, que vino a reemplazar la antigua Sautter, y se le coloca el aparato de 3º orden gran modelo, procedente del faro de Salou, al que se le había añadido un flotador de mercurio y un juego de lentes verticales exteriores accionadas por una máquina de relojería, con reserva de cuerda para 8 horas, que darían la apariencia de 1+2 destellos blancos cada 20″. Estos trabajos fueron ejecutados por la Maquinista Valenciana y entraron en servicio el 18 de Julio de 1926.
El 26 de Octubre de 1974 entró en servicio la electrificación, realizándose la modernización de la señal con una nueva linterna cilíndrica de 2,25 m de diámetro, óptica catadióptrica de 250 mm, basamento con cuba y flotador de mercurio y máquina de rotación, todo ello suministrado por la Maquinista Valenciana. También se le puso una lámpara de incandescencia de 1500 W y dos grupos electrógenos Ruston. Cuatro años después, el día 31 de Julio, empezó también a funcionar una sirena de vibradores electromagnéticos que daría la letra «P» en código Morse, repetida cada 25″ con un sonido audible a 7 millas de distancia. De la casa AGA fue la primera instalación, que contaba con un detector automático de niebla que nunca dio resultado y fue preciso accionarla manualmente. El edificio estaba compuesto de dos partes diferenciadas unidas por un patio central. En conjunto formaban un rectángulo de 16×10 m. La torre arrancaba de la parte posterior del patio y era de forma octogonal. Elevaba el foco luminoso a 7 m del suelo y 136 sobre el mar. Empotrada en la parte posterior, apenas sobresalía del edificio y estaba rematada por un balconcillo forjado de la fundición Sargadelos, un torreón cilíndrico y una linterna poligonal de diez lados y cristales planos, del mismo fabricante que la óptica, cuyo conjunto había sido adquirido en 92.600 reales. El costo del edificio alcanzó la suma de 137.696 reales y a lo largo de los años sufrió alteraciones sustanciales hasta alcanzar el aspecto actual. La realización de un proyecto de 1916, que se completó con otro en 1922, supuso la eliminación del patio cubriéndose e iluminándose ese espacio con cristalera para ampliar la zona útil. También se construyeron dos pabellones adosados para viviendas que avanzan sobre la fachada principal y vuelven sobre el frente para darle forma de «U», suprimiéndose los tejados en vertiente que quedaron de azotea, rodeados de una balaustrada, hoy desaparecida. En 1993, con el nacimiento de las Autoridades Portuarias, a raíz de la nueva ley de Puertos y Marina Mercante, el faro quedó agregado a la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, y dejó de tener torreros atendiéndose desde el puerto, la sirena fue dada de baja.
En 1995 fue totalmente renovado su equipo luminoso, manteniéndose solo la óptica, se colocaron dos motores de rotación electromagnéticos, desapareciendo el flotador y la cubeta de mercurio, un cambiador en «V» con lámparas General Electric de 125V y 1000 W halógenas y dos grupos electrógenos Deutz de 3000 r.p.m. y 380/220V, asimismo el faro fue totalmente monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control situado en la Autoridad Portuaria de Ferrol – San Ciprián, todos los trabajos fueron realizados por la Maquinista Valenciana.
En el año 2002 se sustituyeron las lámparas anteriores por unas nuevas, Philips GX9’5 halógenas, de 220 V y 1000 W. Esto obligó a realizar modificaciones en el cuadro de lámparas para adaptarlo a la nueva tensión de funcionamiento de estas.
En el año 2008 se finaliza una importante remodelación y rehabilitación del edificio que sustituye la vivienda del ala W por una sala multiusos, dotandose de aseos y de agua corriente al edificio. También se instala un nuevo sistema de supervisión remota que sustituye al obsoleto sistema anterior.
Alcance 22 Millas
Elevación 107 m
Fuente: La Web de un Farero

Después de una breve visita, continuamos. Paramos en un bar de carretera para tomar algo que nos temple un poco y aprovecho para llamar a casa. ¡Malas noticias! Conchi está hecha polvo. La fiebre ya no baja a pesar del cóctel de medicamentos que se administra regularmente. Vale, la cosa está clara, la situación en casa ya no es sostenible y es obligado regresar.

Con tristeza se lo comunico a mis compañeros. Inmediatamente, y a pesar de mis protestas, Jorge y Fernando deciden acompañarme.

A partir de este momento, esta historia se divide en dos. La historia de nuestro retorno, y la odisea del resto. El retorno fue sencillamente brutal. Lluvia y viento y lluvia y viento. No hubo ni una pausa en los más de 270 kilómetros. El viento hacía desplazar las motos de izquierda a derecha. La rueda delantera levantaba olas de agua que pasaban por encima de mis rodillas. A ratos llego a sentir miedo. Hace ya mucho tiempo que mi ropa ha dicho basta y ya deja entrar el agua a raudales. Mis botas están llenas de agua, mis manos empapadas y heladas.

Finalmente, llego a casa. Empapado, tiritando, chapoteando dentro de mis botas. Los críos están viendo la tele mientras Conchi está en la cama con una fiebre brutal(39,5). No viene mal. Me meto con ella en la cama. así yo entro en calor y a ella le bajo un poco la fiebre. Parece raro, pero funciona(bendita entalpía). Yo voy templando y ella se va encontrando mejor.

Con la situación ya controlada en casa, toca informarse del estado de los valientes que han continuado en ruta.

Con gran esfuerzo y a pesar de los elementos, han conseguido llegar al faro de Punta Frouxeira. Es un faro grande y moderno de diseño vanguardista, que contrasta con el aspecto de los faros tradicionales.

Quinto faro. Punta Frouxeira

Quinto faro. Punta Frouxeira

Tras ésta titánica victoria, deciden parar a comer y pegarse un merecido homenaje en forma de deliciosas viandas robadas a la mar. Después de comer, deciden seguir ruta, pero no ya «fareando» sino directos a Viveiro donde teníamos reservado el hotel.

Al salir, Papi dice «tirad, tirad, que me pongo el traje de agua y os alcanzo». Así lo hicieron. Tiraron. Pero al llegar a Viveiro, Papi no les acompañaba. Preocupación. «Pero dónde coño se quedó». Muchas horas después, ya casi desesperados y sin saber qué hacer, llega Papi.

Cuando les cuenta su aventura, parece increíble. Al salir, después de comer, Papi se puso el traje de agua y, al arrancar, la vieja máquina decidió que ya tenía suficiente agua y se negó a hacerlo. Todos los intentos de Papi por convencer a la terca máquina fueron inútiles. Además la lluvia no cesaba y la noche estaba cayendo.

Entre las tinieblas, apareció un tipo de protección civil que se prestó a ayudarle hasta que, finalmente, consiguieron arrancarla. Poco después, Papi llegaba a Vivero siendo recibido con alegría por el resto.

Se fueron a descansar pronto y salieron, también pronto, al día siguiente, directos a casa, dejando tras de sí, las habitaciones inundadas por el agua que había rezumado de su ropa.

Llegaron a casa, todos, sanos y salvos.

Como veis, este primer intento fue un sonado fracaso. Es cierto que fue irresponsable salir de ruta con una alerta de temporal atlántico, aunque el curso de conducción en agua (y debajo de ella) surtió su efecto. Todos hemos mejorado nuestra conducción en las perores condiciones.

Es una de esas experiencias que te hace pensar ¿por qué me gusta andar en moto? ¿Está justificado tanto sufrimiento por andar sobre dos ruedas, por sentir la libertad que te da una moto? Aunque parezca increíble. Aunque sea de locos. La respuesta es sí. Sí merece la pena. Me gusta andar en moto. Creo que es LA forma de viajar. Viajando en moto, nunca eres espectador de tu viaje. Eres el protagonista y siempre formas parte de los paisajes por los que te mueves. Eso tiene su contrapartida dura. Los paisajes te dan lo bueno y lo malo que muestran. Cuando hace frío, lo sientes muy adentro, hasta los huesos. Cuando llueve, te calas hasta las entretelas. Cuando hace calor, te asas como un pollo. Pero eso es lo bonito de andar en moto. Vivir el viaje. Vivir y sentir los lugares por los que pasas. Los olores, los sonidos, …

Bueno, aparquemos el momento poético. Esta ruta termina aquí. Pero la ruta de los faros continúa. En el próximo post (que será menos ladrillo y tendrá muchas mas fotos, lo prometo) repetimos ruta. Esta vez con un poquito mas de suerte.

Hasta la próxima.